Proxi

Cómo ha afectado la crisis en España a la población inmigrada

Escrito por Suyan Castelo Branco el Martes, 03 Marzo 2015

La crisis está siendo cruel con los inmigrantes. Los datos lo confirman. El 43% de los inmigrantes no comunitarios están bajo el umbral de la pobreza. El porcentaje de hogares donde nadie trabaja duplica el español. El paro entre extranjeros llegó a subir 29 puntos desde el inicio de la crisis, hasta alcanzar un máximo del 39,21% (1er trimestre 2013). En la última EPA (4º trimestre 2014) la tasa de paro entre los extranjeros es del 33,22%.

La precariedad laboral es evidente para gran parte de la población inmigrante. Desde el inicio de la crisis aumentó la proporción de empleos indefinidos de baja calidad, la cantidad de inmigrantes que hacen jornada parcial, por no encontrar trabajos de jornada completa, el número de contratos fijos discontinuos y los subempleos. Tras la aprobación del RD-Ley 16/2012, la obligatoriedad de estar cotizando para tener o mantener “los papeles” y, con ello, tener pleno acceso a la salud sitúa a este colectivo en la marginalidad.

La posibilidad de salir de este círculo de exclusión se dificulta aún más con los recortes del gobierno español en programas de integración de los inmigrantes. Desde 2010 el Fondo para Integración de los Inmigrantes viene sufriendo recortes –de 133 millones de € en 2010-  hasta su cancelación en 2012. Sin embargo, las deportaciones no se reducen. En 2013 España expulsó 6,13% más inmigrantes en situación administrativa irregular que en 2012 y el  presupuesto para 2015-2016 para las  deportaciones es de 12 millones de euros.

La crisis económica, sumada a la falta de programas de integración de los inmigrantes, potencia la percepción de la inmigración como un excedente indeseable. Antes de la crisis, el 33% de la población española mostraba una actitud tolerante ante la inmigración. En la última encuesta del CIS, solo el 26%.

En este escenario, el número de inmigrantes en España, entre julio de 2013 y julio de 2014, bajó un 6,67%[1]. Algunos inmigrantes incluso llegaron a solicitar la pérdida de la nacionalidad española para poder ser beneficiarios del programa de retorno voluntario.

El círculo de exclusión en el que se encuentra el inmigrante es como el pez que se muerde la cola. La crisis lleva a la precariedad laboral, lo que no colabora de cara a que haya una percepción positiva de la migración –casi un 77% de los españoles consideran que al aceptar sueldos más bajos, los inmigrantes hacen que bajen los salarios. La falta de programas y políticas de integración de la población inmigrada dificultan la aceptación de la misma por parte de los españoles, lo que complica el acceso del inmigrante al trabajo y a todos sus derechos, lo que genera paro y  hace que vuelva a empezar el círculo de exclusión.



[1]Hay que tener en cuenta que parte de los inmigrantes residentes censados adquirieron la nacionalidad española y dejaron de contar como inmigrantes