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Más de 27.000 muertes registradas en el Mediterráneo entre 2000 y 2015

Escrito por Antonella Perini el Lunes, 25 Mayo 2015

La reciente muerte de cerca de 800 migrantes y solicitantes de asilo en un único naufragio en abril pasado puso de manifiesto la creciente regularidad de estas tragedias. Sin embargo, las muertes ocurridas en el Mediterráneo son difíciles de registrar y la información con la que se cuenta no logra capturar las cifras reales de fatalidades. Se estima que por cada cuerpo encontrado en las orillas de los países destino, hay al menos otros dos que no serán registrados jamás.

Si bien los viajes marítimos solo representan el 10 por ciento de la migración clandestina hacia Europa,  la información existente indica que las muertes de migrantes irregulares tienen lugar mayormente en las rutas marítimas. De hecho, entre 2000 y 2015 se registraron más de 27.000 muertes en el Mar Mediterráneo, convirtiéndola en la ruta más peligrosa del mundo.

Durante estos viajes, los migrantes están expuestos, entre otras cosas, a abusos, abandonos y maltratos por parte de los contrabandistas, a condiciones climáticas adversas, y al hacinamiento, falta de comida, agua y salubridad en las embarcaciones que los transportan.

¿Cuán precisas son las cifras?

La reciente muerte de cerca de 800 migrantes y solicitantes de asilo en un único naufragio en abril pasado puso de manifiesto la creciente regularidad de estas tragedias. Sin embargo, las muertes ocurridas en el Mediterráneo son unas de las más difíciles de registrar y la información con la que se cuenta no logra capturar las cifras reales de las fatalidades.

Las migraciones irregulares son clandestinas por naturaleza. Los migrantes buscan ser invisibles a los ojos del estado y los medios y, por lo tanto, buscan rutas más remotas. Esto supone, por un lado, que las rutas elegidas suelen ser más peligrosas y llenas de desafíos ambientales. Las embarcaciones y sus pasajeros desaparecen en altamar sin dejar rastro alguno, y el clima árido del Sahara puede destruir inmediatamente los rastros en las rutas terrestres hacia los puertos africanos desde donde parten las embarcaciones hacia Europa. Por otro lado, un número cada vez más creciente de viajes son organizados por traficantes, impulsando todo un negocio multimillonario detrás. Estos actores criminales o bien encubren las fatalidades o directamente no las reportan.


Ahora bien, de aquellos naufragios que fueron registrados, resulta muy difícil conocer con precisión la cantidad de personas a bordo de las embarcaciones. En estos casos, las autoridades preguntan a los sobrevivientes por sus compañeros de viaje o bien sacan un estimativo de la capacidad de las embarcaciones. Se estima que por cada cuerpo encontrado en las orillas de los países destino, hay al menos otros dos que no serán registrados jamás (Weber y Pickering, 2011).

La imprecisión se traslada también a las características demográficas de las personas muertas, tales como su identidad y nacionalidad, ya que los migrantes suelen viajar indocumentados o los cuerpos están en tal estado de descomposición que no puede ni siquiera precisarse su género. La información puede ser parcialmente completada a partir del testimonio de los sobrevivientes o presuponer que tienen el mismo origen que estos.

La respuesta de la Unión Europea

Mejor información sobre la magnitud y características de estas fatalidades podrían enriquecer el debate sobre la cuestión migratoria en Europea. Los defensores de los Derechos Humanos, piden que este se centre en la búsqueda y socorro, especialmente cuando la situación parece agravarse y cuando los buques comerciales, que por obligación de la Ley de Mar deben actuar en salvamento, empiezan a evitar las rutas de los migrantes para no incurrir en las pérdidas de dinero que suponen dichas tareas.

Durante los últimos años, y como respuesta a la migración clandestina, la Unión Europea ha reforzado sus controles fronterizos. Sin embargo, los migrantes perciben un riesgo mayor al quedarse en su país de origen, pues gran parte de ellos provienen de países en situaciones de guerra, represión y caos, como Siria, Eritrea y Libia, respectivamente. Los controles, por lo tanto, no han frenado las migraciones irregulares, sino incentivado la búsqueda de rutas alternativas.

Como respuesta a las crecientes tragedias en el Mediterráneo, Italia puso en marcha en octubre de 2013 la operación Mare Nostrum, un operativo naval humanitario a gran escala. Este tenía un financiamiento de 9 millones de euros por mes y una cobertura geográfica que abarcaba incluso las costas africanas. Luego de haberse tornado económicamente inviable, pues era solo financiado por el estado italiano, puso fin a la operación en diciembre de 2014.

Mare Nostrum fue sustituida entonces por la Operación Tritón de FRONTEX. La agencia de fronteras exteriores de la Unión Europea, sin embargo, no logró poner fin ni disminuir la cantidad de muertos durante las migraciones. La operación solo actúa en salvamento en caso de emergencia y por obligación de la Ley del Mar y su área de alcance no llega a cubrir el que tenía Mare Nostrum. El flujo de migrantes es visto como un riesgo evitable más que una crisis humanitaria. Según Frabrice Leggeri, director de la agencia europea, "Tritón no puede ser una operación de búsqueda y rescate. En nuestro plan de operaciones, no podemos programar acciones proactivas de búsqueda y rescate. Eso no está en el mandato de Frontex."

Luego de la tragedia de abril de este año donde murieron cerca de 800 personas, el Consejo de Ministros de la Unión Europea estableció un plan de acción en 10 puntos sobre migraciones. En este se compromete a reforzar sus operaciones Tritón y Poseidón "mediante el aumento de recursos financieros y el número de activos". El financiamiento aumentaría de 2,9 millones a 9 millones de euros por mes. Además, se ampliaría el área de operaciones, que hasta el día de hoy se reduce a 30 millas náuticas desde las costas italianas y maltesas. Los otros nueve puntos se basan en tomar acciones para reforzar las acciones de investigación y captura de los contrabandistas, tramitar las solicitudes de asilo, controlar, registrar y reubicar a los migrantes ingresados en territorio europeo, establecer un nuevo programa de retorno, y finalmente, actuar en conjunto con países vecinos a Libia y desplegar oficiales de enlace de inmigración en países terceros clave.

Como complemento al plan de acción, el 13 de mayo la Comisión Europea dio a conocer su propuesta para fijar cuotas de distribución de extranjeros ya presentes en Europa. Estas se activarán a fines de mayo, al declarar la situación de emergencia. Sumado a esto, se reasentarán 20.000 personas que, si bien no han llegado aún al continente, sean reconocidas como refugiadas por la ONU.

El viaje es solo uno de los tantos desafíos que los migrantes enfrentan en búsqueda de una vida mejor. El riesgo de vida se extiende desde su país de partida hasta la entrada misma en el país de acogida. Sin embargo, la responsabilidad de la Unión Europea no solo sobre el control, sino y especialmente, sobre la detección y rescate de los migrantes en altamar, hace necesario un mejor registro de las fatalidades ocurridas en el Mar Mediterráneo.


Fuentes:

http://frontex.europa.eu/trends-and-routes/migratory-routes-map/
http://www.bbc.com/news/world-europe-24521614
https://www.detective.io/detective/the-migrants-files/
http://ec.europa.eu/spain/pdf/2015/ip2004.pdf
IOM Report 2014. Fatal Journeys: Tracking Lives Lost during Migration.  http://destination-unknown.org/wp-content/uploads/Fatal-Journeys-Tracking-Lives-Lost-during-Migration-2014.pdf
Weber and Pickering, 2011. Globalization and Borders: Death at the Global Frontier. Palgrave, London. (en IOM Report)


 Ferrán Caymel, diseño gráfico