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Racistas o tolerantes, ¿Cómo somos los españoles con los inmigrantes?

Escrito por Mario López el Viernes, 04 Septiembre 2015

Durante siglos, el continente europeo ha sufrido numerosas guerras que trajeron consigo hambrunas y pobreza. Millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares buscando una vida mejor para ellos y sus hijos. La población española no fue ajena a este fenómeno migratorio, que conoció su máximo apogeo durante la guerra civil de 1936-1939. A partir de los años 1980, gracias al retorno de muchos emigrantes españoles y especialmente a la entrada del país en la Unión Europea, la tendencia se revierte y la inmigración se convierte a partir de entonces en el fenómeno migratorio más importante en España.

La historia del fenómeno migratorio en España nos conduce hasta nuestros días, un momento en el que los Estados europeos parecen abrumados, moral y políticamente, por los flujos de personas que llegan al continente. Los medios de comunicación nos traen a diario terribles noticias que provocan todo tipo de reacciones, tanto sociales como políticas. Resulta de gran interés examinar, atendiendo a los últimos datos disponibles, las actitudes de los españoles frente a la inmigración.

Precisamente el pasado emigrante de los españoles probablemente haya sensibilizado a nuestra sociedad, que asocia espontáneamente la migración con la necesidad de trabajar, la pobreza y la desigualdad. A pesar de que determinados partidos políticos han tratado de poner a los inmigrantes en el punto de mira (aunque mucho menos que los movimientos extremistas en países como Portugal y Grecia), para los españoles la inmigración no supone una de las principales preocupaciones actuales (sólo el 3,6% lo considera como uno de los tres principales problemas del país), muy por debajo de fenómenos como el paro (54 %) o la corrupción (20,9 %).

A pesar de un primer acercamiento positivo, la percepción social sobre la inmigración presenta muchos matices. Así, una amplia mayoría de los encuestados creen que el número de inmigrantes en España es excesivo o elevado. En el mismo sentido, cuando se le pide al encuestado que califique la inmigración como fenómeno, hasta un 34 % la considera negativa o muy negativa, frente al 42 % que la califica positiva o muy positiva.

Los medios de comunicación son indudablemente un factor determinante de la percepción social de la sociedad española. Siendo así, resulta preocupante que prácticamente la mitad de los encuestados considere que la imagen transmitida de la inmigración es negativa. El tratamiento de las noticias sobre determinados colectivos incide igualmente en la brecha existente entre los grupos que se perciben como los más numerosos en el país (marroquíes, latinoamericanos y africanos son las respuestas más frecuentes) y la realidad que describen las estadísticas donde, exceptuando a Marruecos, otros países europeos son los principales emisores de los emigrantes.

La complejidad de la inmigración, como fenómeno social, económico, demográfico e incluso político, provoca una disparidad de reacciones difíciles de sintetizar. A modo de ejemplo serviría la importancia que los encuestados dan, a la hora de permitir que una persona extranjera viva en España, a aspectos como el nivel educativo o la cualificación laboral, pero también a que hable la lengua de la comunidad autónoma o que esté dispuesta a adoptar el modo de vida del país. Esta disparidad es aún más patente cuando se pregunta sobre la tolerancia de la sociedad española, cuestión a la que un 53,5 % responde que somos muy o bastante tolerantes, mientras que para el 44,3 % somos poco o nada tolerantes.

A la vista de las respuestas, se podría decir que la sociedad española tiene una actitud predominantemente positiva frente a la inmigración, incluso consciente de la realidad que la motiva, y tolerante con los inmigrantes de forma individual. Al mismo tiempo, sin embargo, resulta también llamativo cómo la percepción colectiva se ve influenciada por mitos e imágenes impuestas, especialmente sobre determinados colectivos de emigrantes. Es esta ambivalencia la que retrata en cierto modo la actitud de la sociedad española hacia la inmigración, dividida entre la tolerancia y la integración, en un extremo, y una actitud reacia o xenófoba, en el otro extremo. Tras una primera fachada positiva (o políticamente correcta), la verdadera actitud frente a la inmigración de la sociedad española, sea ésta tolerante o reacia, emerge a medida que se enfrenta a determinadas situaciones concretas y reales.


Diseño gráfico: Ferrán Caymel

Fuentes:

CIS, Estudio nº 3082, Barómetro de mayo 2015

Centro de Investigaciones Sociológicas, Estudio nº 3019, Actitudes hacia la inmigración (VII), 11 de marzo de 2014

INE, Cifras de Población a 1 de enero de 2015. Estadística de Migraciones 2014, datos Provisionales.